jueves, mayo 04, 2006

A mademoiselle

Cuento de hadas o no, Caperucita Roja, llegó a nuestros días en multiples versiones. La primera de ellas fue publicada en Francia en el año 1697.
A modo de resumen, podríamos decir que entre 1785 y 1789 un tal Mayer reunió todos los escritos sobre hadas y afines que encontró; y los publicó en 41 volumenes.
Esto sucedía cuando la Revolución Francesa ya era un hecho.
Irónicamente, estos cuentos donde mayormente los protagonistas eran reyes y reinas, estaban muy de moda para la época en que en Francia comenzaban a rodar las cabezas de la monarquía.
Casi cien años antes Perrault empezaba otro cuento, firmando sus escritos con el nombre de su hijo de 19 años y dedicándolos a la princesa soltera más veterana de la corte.
Elizabeth Charlotte D’Orleans, no vivió para ser abuela pero se casó al año siguiente (no con el hijo de Perrault... quien costó mucho dinero a su padre habiendo tenido que indemnizar a la familia de un muchacho a quien asesinó en una pelea callejera).
Se casó con el Duque de Lorena, quien al parecer tenía buenos atributos [1] y con quien tuvo 13 hijos, seis de los cuales fallecieron muy pequeños. [Esto en esa época era tan común como morir al parir o al contraer la Viruela (small pox)].

Perrault era un burgues. No fue hasta los cincuenta y pico que se dedicó a las letras, convirtiéndose en miembro de la Academia Francesa, y bibliotecario de la misma.
Veinte años pasó trabajando como contralor de las obras edilicias del Rey Sol (Luis XIV).

Perrault pudo elegir a cualquier princesa de la corte para dedicar sus cuentos. Sin embargo, eligió a la hija de la viuda Liselote, conocida como Madame Royal, cuñada del rey (también viudo).

Madame Royal, que viene significando Primera Dama, no era una mujer cualquiera. Esta escritora nata (que no publicaba libros), enviaba “cartas” a sus amigos y parientes. Y no se guardaba nada. Se dice que llegó a escribir cerca de 7000 cartas de las cuales 4000 ya fueron publicadas y traducidas al inglés y al alemán.
Gracias a sus cartas se conocen hoy en día las intimidades de la corte de Luis XIV.

Mademoiselle, era la hija de Madame y Monsieur. Su padre, casado con Liselot en segundas nupcias, tenía dos hijas de un matrimonio anterior. Su primera esposa había muerto envenenada y volvió a casarse sólo con los fines de tener un hijo varón. Un heredero. Primero nació Mademoiselle y luego su hijo varón. Desde entonces Monsieur alivió a Liselot de sus deberes maritales y de sus ronquidos, y ella, contenta, se dedicó de lleno a su tarea epistolar, no faltando en ellas cuentos de fantasmas sobre la esposa muerta de su marido, al parecer, asesinada por un amante de Monsieur quien era abiertamente homosexual.
Parece que Liselot era muy divertida y buena amiga y confidente del rey. Cuando su marido falleció, Liselot se trasladó a vivir al castillo de Versalles con sus dos hijos: Elizabeth Charlotte (la abuela de María Antonieta) y Phillipe, el futuro regente de Francia.

Para cuando escribió los cuentos, Perrault era viudo y padre de cuatro hijos. Los cuentos se leían en la corte. Luego del éxito de los publicados por Perrault, los cuentos de hadas se pusieron muy de moda y muchos siguieron su estilo. Al parecer, la gran diferencia con los cuentos populares conocidos hasta el momento era su cuidado estilo, dirigido al público cortesano. Sus seguidores fueron tildados de “preciosistas” (este es un largo capítulo aparte).
Para ese año, Madame Royal escribiría en una de sus cartas:
... I believe that the histories that will be written about this court after we are gone will be better and more entertaining than any novel, and I am afraid that those who come after us will not be able to believe them and think they are just fairytales. [Forster, p.97]

No me caben dudas de que Liselot conoció los cuentos con moraleja de Perrault. Las dudas me caben sobre si supo del cuaderno caligrafiado obsequiado a su hija dos años antes de su publicación.
No se sabe a ciencia cierta si Perrault firmó los cuentos con el nombre de su hijo a modo de juego o por escapar de las posibles burlas que pudieran depararle sus contrarios en el debate entre antiguos y modernos, quienes al parecer ya se habían reído de sus obras en verso, Piel de Asno y Grisélidis, en el 94.

La cuestión es que hasta el día de hoy, a pesar de que la reedición de 1720 ya llevaba su nombre en la firma, la autoría no está confirmada, pues jamás Perrault reconoció su autoría en vida.

Mademoiselle, Liselot hija, se alejó de Versalles al casarse al año siguiente, vivió para ver a su hijo Francisco convertido en emperador del Sacro Imperio Romano, pero no conoció a sus nietos. Por lo menos, no, a la nieta número 15, Josefa Juana María Antonieta.


[1] Hago incapié en esta nota ya que revela que el sexo no era tema tabú entre Liselot y su hija. Ver referencia, en inglés.

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